Adiós Portugal.
Hola España.
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Adiós Portugal.
Hola España.
A diferencia de la noche anterior, hoy he dormido muy bien y me levanto fresca como una rosa. Hoy es un día señalado en mi viaje ya que va a ser mi última jornada en este país. Tras 20 días rodando por tierras portuguesa, hoy vuelvo a España. Además, hace un magnífico día y poco a poco vuelvo a recorrer las hermosas marismas junto a las dunas del Parque Natural ya metiéndome en zonas agrícolas que me devuelven a la naturaleza.
Atravieso pequeñas poblaciones pesqueras muy bonitas y no me canso de hacer vídeos y de tomar fotos. En Fuseta, me quedo un rato disfrutando de las vistas del puerto.
Hoy voy a ir recorriendo la Ecovía del Litoral que está muy bien señalizada con grandes carteles con todas las indicaciones que se necesitan para ubicarse y seguir la ruta sin problemas.
Me detengo junto a este cartel de la Ecovía y me encuentro con la sorpresa de ver a un grupo de flamencos que mientras ellos me ignoran, yo aprovecho para inmortalizar.
Continúo junto al ría y me llaman la atención los barcos que, con la marea baja, descansan sobre la tierra.
Al llegar a Pedras d’el Rei, unos ciclistas locales me aconsejan cruzar la ría hasta la Praia do Barril y visitar el Cementerio de las Anclas. Hay unas pasarelas acondicionadas que facilitan el camino o se puede tomar un pequeño trenecito que te deja en la misma playa. Lo que me encuentro allí es un espectáculo: decenas de anclas de los antiguos atuneros que fueron abandonadas en la playa cuando los caladeros se agotaron y los barcos dejaron de salir al mar. Con la emoción del momento, se me pasó el hacer una foto, pero podéis buscar en Internet “Cementerio de las anclas de Tavira” para poder haceros una idea del lugar.
Llego a Vila Real de Santo António donde me despido de Portugal y cojo el barco para cruzar el Guadiana. He llegado temprano y la próxima salida no es hasta las 14:45 hora portuguesa, por lo que aprovecho para comer algo antes de pasar a España.
Mientras espero en el puerto, conozco a un madrileño que había cruzado por la mañana para recorrer la zona con su bici eléctrica. Charlamos un rato sobre los alrededores y, ya que estoy, le pido que me haga una foto.
Ahora sí que me despido de Portugal tras una hermosa experiencia que espero no olvidar nunca. Durante estos días no he dejado de aprender y llenar el alma de paisajes y momentos únicos. Y me siento realmente agradecida por todo ello.
Una vez en Ayamonte, tengo dos opciones para continuar y decido tomar la de la ruta del interior recorriendo la Vía Verde del Litoral junto al Parque Natural Marismas de Isla Cristina.
En La Redondela, me desvío hacia la costa donde veo que hay un par de campings. Al llegar al primero pienso “se nota que estamos en España” pues me encuentro con una animada fiesta con barbacoa y música a tope. Se ve mucho ambiente pero prefiero continuar hasta casi llegar a La Antilla donde está el Camping Luz y encuentro algo más de tranquilidad. El amable encargado de la Recepción me devuelve un poco a la realidad cuando me recuerda que estamos en el comienzo del puente de diciembre y por eso hay tanta gente en el camping. Y es que parece mentira lo que se puede llegar a desconectar del mundo cuando se viaja de esta manera, que pasan los días y ni te acuerdas de si es lunes o jueves, festivo o laboral.
Además del jolgorio generalizado, lo que más he notado al volver a España, es el cambio de hora. Ahora anochece más tarde y mañana podré alargar la jornada algo más. Después de dejar constancia en mi diario sobre lo acontecido en la última etapa del viaje en Portugal, me duermo pensando que la noche parece que va a estar muy fría… Espero poder descansar bien.