Etapa 8: Suances – San Vicente de la Barquera

Al salir de Suances, con lo primero que nos encontramos es con la famosa playa de Los Locos, muy conocida por los aficionados al surf. La marea estaba alta y no pudimos ver la arena, pero sí un cartel que nos avisaba de que esta playa no está indicada para familias y que no tiene vigilancia. Si vas con niños, mejor busca otro lugar. Las vistas, para empezar el día, eran bien bonitas.

Poco a poco nos fuimos alejando de la costa y recorriendo solitarios caminos entre praderas con ganado suelto y feliz, como iba siendo habitual en toda Cantabria. En una finca nos encontramos un grupo de alpacas que pastaban tranquilamente. No me esperaba encontrar este tipo de animales por esta zona por lo que me llevé una gran sorpresa.

La ruta de ese día trascurrió de forma tranquila pero sin darnos un respiro. De repente estábamos a pie de mar para acto seguido encontrarnos subiendo los caminos sobre los acantilados de Ubiarco.

Visto lo visto, preferimos tomarnos el día con calma, disfrutar de las vistas y de la naturaleza que nos rodeaba.

En Alfoz de Lloredo nos encontramos con este cartel que nos informa de que estamos en un cruce de caminos de peregrinación; nosotras continuamos hacia Santiago de Compostela, nos queda un largo camino por recorrer.

Al salir de Cobreces, volvemos a optar por la variante costera para visitar la preciosa playa de Luaña antes de llegar a Comillas donde nos paramos a comer algo y visitar sus bonitas calles y los edificios modernistas como la famosa Villa El Capricho, palacete diseñado por Gaudí.

Al dejar Comillas, nos desviamos una vez más por la variante costera que se adentra en el Parque Natural de Oyambre, con sus preciosas marismas, dunas y playas. En apenas 8 km alcanzamos el puente que nos cruza el río Escudo a la entrada de San Vicente de la Barquera donde nos detenemos en un banco para ver dónde vamos a pasar la noche. Hoy sí que lo vamos a tener complicado ya que, tanto en el camping como en los albergues y hoteles donde llamamos, nos informan de que están completos. Tras una larga búsqueda, recibo una llamada de la Hospedería las Calzadas. Se habían encontrado con una habitación libre tras detectar una reserva duplicada y querían saber si nos seguía interesando la habitación. Se nos abrió el cielo y rápidamente le confirmamos la reserva. Tras ponernos en marcha y salvar un repecho de 400 m del que ya nos había advertido la amable recepcionista del hotel, llegamos a este pequeño pero cómodo establecimiento.

Tras dejar las bicis y tomar una ducha, nos bajamos al pueblo dando un paseo. Nos compramos algo de cenar y ya de vuelta en el hotel, nos sentamos en la terraza de la entrada para dar cuenta de las ricas viandas. Allí vimos cómo no dejaban de llegar peregrinos preguntando por una habitación libre los cuales, muy a su pesar, tuvieron que continuar camino al no encontrar nada disponible, mientras nosotras nos relajábamos frente a unos tranquilos prados relamiéndonos que esa noche dormiríamos en una cómoda cama.

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