Las pomaradas acompañan nuestro camino.
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Las pomaradas acompañan nuestro camino.
Después de desayunar en la cafetería que hay junto al camping, nos acercamos hasta la desembocadura del río Liberdón donde se forma la playa de La Griega. El cielo continuaba nublado, como los días anteriores, y la temperatura era perfecta para rodar.
Hoy dejamos la costa para adentrarnos en el interior por increíbles carreteritas entre montañas. Y es que tenemos por delante una etapa con muchos repechos, cortos pero intensos, que nos harán sumar unos cuantos metros de desnivel en nuestras piernas.
Según avanzamos, nos encontramos con más y más pomaradas (manzanales) bien cargados de sus frutos. La cercana Villaviciosa se conoce como la capital de la sidra y no en vano famosas empresas como El Gaitero tienen aquí sus fábricas.
Llegamos a Villaviciosa pero apenas nos detenemos un momento en una farmacia y a hacer unas fotos antes de continuar camino. A ninguna de las dos nos gustan las ciudades y preferimos volver cuanto antes a los tranquilos caminos y pueblos, pasando de largo por los grandes núcleos urbanos.
Mientras familia y amigos no dejan de comentarme lo mal que lo están pasando en Mallorca por la ola de calor que está afectando al resto de España, no puedo por menos que enviarles esta foto donde marcan 24 grados de temperatura a las doce del mediodía en pleno agosto. Hoy me he ganado unos cuantos enemigos…
Al salir de Villaviciosa, tenemos dos opciones: 21 kilómetros con 360 metros de desnivel yendo por la Nacional o seguir el Camino haciendo 26 kilómetros con 650 metros de subida. Sabemos que va a ser un día duro pero los prometedores paisajes inclinan la balanza hacia la segunda opción.
Hoy vamos a encontrar varias bifurcaciones. La primera, a apenas 4 kilómetros de Villaviciosa, es el desvío hacia Oviedo para tomar el Camino Primitivo, que seguramente haya sido la opción elegida por nuestros amigos, la pareja de bicigrinos holandeses que conocimos días atrás. La segunda, algo más adelante y subiendo al Alto de la Cruz, es el desvío hacia Covadonga, otro asiduo camino de peregrinación de los antiguos cristianos que se diferencia del de Santiago porque está marcado con las flechas en color azul en vez del amarillo que vamos siguiendo nosotras.
Lamentablemente, las nubes nos impiden ver los Picos de Europa que tendrían que asomar al fondo de las montañas pero por otro lado, se agradece que nos tapen el sol y tengamos esta agradable temperatura.
En Niévares nos encontramos con este bonito torreón que se cree que se construyó en el siglo XVI y que actualmente es una casa privada.
Muy cerca del torreón también encontramos un hórreo muy bien conservado. Asturias está lleno de estas bonitas construcciones cuyas funciones principales eran el almacenamiento y conservación de los alimentos alejados de la humedad y los animales.
Seguimos subiendo y subiendo. En el Alto de la Cruz nos encontramos con un simpático y charlatán lugareño que me recuerda al copiloto de rallies Luis Moya por su gran parecido y su peculiar forma de hablar, que nos informa de que ya hemos llegado arriba y ahora viene una larga y bonita bajada hasta Peón, donde podemos parar a comer. Sin embargo, decidimos seguir camino pues todavía tenemos por delante el Alto de Curbiellu y no nos parece buena idea hacerlo con la barriga llena. ¡Y menos mal!
Antes de entrar en Gijón, paramos en Deva para pasar la noche en el bonito Camping Deva Gijón (www.campingdeva-gijon.es) donde aprovecho para hacer una relajante sesión de estiramientos y yoga bajo el sol que tras un exigente día, me deja como nueva.