Visitamos uno de los pueblos más bonitos de España.
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Visitamos uno de los pueblos más bonitos de España.
Ayer nos desviamos un poco del Camino para poder llegar a nuestro hotel que se encontraba fuera de la ruta por lo que hoy, lo primero que tenemos que hacer, es volver a enlazar con el track que nos lleve a Fisterra. Seguimos disfrutando de los bonitos paisajes y los desniveles típicos de tierras gallegas con sus continuas subidas y bajadas. Los primeros 25 km van a ser los más exigentes, pero luego el desnivel se suaviza poco a poco. No nos faltan bonitos rincones donde parar a descansar o las fuentes donde rellenar nuestros bidones con agua fresca.
Llegamos a Ponte Maceira, pequeño pueblo declarado oficialmente como “Uno de los pueblos más bonitos de España”, título que a fecha de hoy, ostentan menos de 100 lugares en todo el país.
El pueblo es atravesado por el río Tambre sobre el que cruza un puente medieval de origen románico construido entre los siglos XIII y XIV. La verdad es que el lugar es muy bonito y si buscáis en Internet, podéis encontrar muchas fotos donde apreciar su belleza.
Cada vez que recorro cualquiera de los diferentes Caminos de Santiago, me hace mucha gracia ver la cantidad de carteles anunciando servicios de taxi que encuentras a lo largo de toda la ruta. Y es que no hay nada como hacer El Camino, principalmente a pie, para entender lo necesario que puede llegar a ser tener alguno de estos contactos en la agenda de teléfonos. El Camino de Santiago es una peregrinación tremendamente enriquecedora pero también dura y exigente.
Llegamos a Negreira donde recorremos la calle que antiguamente se conocía como “Camino Real”. Pasamos bajo un arco que pertenece a la galería del Pazo de Cotón, que une las dependencias de esta fortaleza medieval situadas a la izquierda, con la capilla que está en el lado derecho.
Cuando llegamos a Oliveiroa, decidimos quedarnos a pasar la noche en Casa Loncho (www.casaloncho.com), un albergue que también ofrece habitaciones dobles con baño privado. Si continuásemos hoy hasta Finisterre, nos quedarían por delante 35 kilómetros con casi 700 metros de desnivel positivo, lo que nos parece excesivo para, junto con lo que ya hemos rodado, hacer en una sola etapa. Nuestro plan se le ocurre a Marina y consiste en dormir aquí hoy, mañana ir a Finisterre y volver a dormir aquí una segunda noche.
Casa Loncho nos recibe con este bonito hórreo.
En el albergue hay una gran cantidad de peregrinos que vienen desde todas partes y se puede escuchar hablar en muchas lenguas diferentes allá donde mires. Los caminantes, con sus pies destrozados y llenos de llagas, cojean hasta la cafetería apoyándose en sus bastones de los que cuelga la típica vieira del peregrino. Pero sin duda, lo que más destaca a ojos de todo el que se pare un momento a observar, es el buen ambiente que emana del lugar. Todo el mundo sonríe y la complicidad entre peregrinos se respira en cada conversación.
Esa tarde nos damos un paseo por el pueblo y después cenamos en el mismo albergue. En Galicia se puede pedir el pulpo a feira o el pulpo a la gallega siendo la única diferencia que el primero es solo pulpo y el segundo va acompañado de cachelos, trozos de patata cocidos en la misma agua donde se cuece el pulpo. Personalmente prefiero la versión con patata que no dudamos en tomarnos acompañada de una cerveza bien fría.