La isla de las palomitas y las oreo.
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La isla de las palomitas y las oreo.
El barco sale del puerto de Playa Blanca a las 8:30 h en un día claro y con apenas viento. El tema de los ferries y sus horarios es un detalle importante a tener muy en cuenta en este viaje ya que dependemos de ellos para cruzar de unas islas a otras. Los horarios no son siempre los deseados y tenemos que adaptarnos a ellos impidiéndonos hacer unos días más kilómetros y obligándonos otros a alargar la ruta más de los que nos gustaría. Pero lo que más me pesa es el gran impacto medioambiental que produce este tipo de transporte y prueba de ello es la cantidad de humo negro que expulsa durante la navegación.
Antes de llegar a Fuerteventura dejamos la isla de Los Lobos con su imponente montaña La Caldera a mano izquierda. Esta pequeña pedanía de La Oliva está situada a tan solo 2 km de su vecina Fuerteventura y a diario salen excursiones desde Corralejo para visitarla.
Llegamos a Corralejo y desembarcamos con nuestras bicis ya preparadas para empezar a rodar.
Es la primera vez que visito Fuerteventura y lo que me encuentro es una isla volcánica sin apenas vegetación lo que al principio puede parecer algo decepcionante pero por el contrario, muestra un tipo de belleza diferente que enseguida comienzo a disfrutar. Además, aquí hay mucha afición por el surf y abundan las típicas furgonetas y sus dueños caminando con las tablas dispuestos a encontrar las mejores olas. El ambiente está de lo más animado.
Continuamos ruta con la sombra de los volcanes de la isla de Lanzarote todavía en el horizonte.
Rodamos por unas pistas de tierra compacta donde el paso de los vehículos ha provocado que se formen ondulaciones similares a las de una tabla de lavar la ropa, lo que nos obliga a ir por los laterales para evitar el continuo e incómodo traqueteo.
Al fondo tenemos el volcán de La Arena y los paisajes protegidos de Vallebrón con sus tonos marrones y ocres en contraste con el azul intenso del agua del mar y sus olas blancas.
No sé si es debido a que ya tenemos algo de hambre o a qué, pero Helena comienza a llamar “oreos” a las piedras volcánicas que hay a nuestro alrededor. ¡Y en verdad que se parecen!
Y si con los trozos de galleta no hemos tenido suficiente, más adelante nos encontramos con este cartel donde nos advierten de que los rodolitos no son palomitas y llevárselos a casa es una gran irresponsabilidad medioambiental.
Las señales que recibimos son claras… ¡Tenemos que parar a comer algo ya!
Aprovechamos la bonita playa de El Majanicho para hacer un receso y reponer fuerzas mientras gestionamos la reserva del alojamiento para la noche de hoy en Casillas del Ángel.
Ante el espectáculo que tenemos delante, nos aseguramos bien de llevar buena cantidad de agua con nosotras ya que no tendremos otro punto de avituallamiento hasta que lleguemos a Cotillo.
Una vez en Cotillo, paramos en una panadería francesa a comprar unos bocadillos, algo de café y un delicioso bollo que no había probado antes llamado “kouign amann”, típico de la Bretaña y que está delicioso.
A la salida del pueblo nos encontramos con el esqueleto de un zifio y, en el letrero informativo, leemos sobre la masiva muerte de estos cetáceos hace unos años a raíz de unas maniobras militares con sónar. Un episodio muy triste que afortunadamente sirvió para prohibir la realización de este tipo de prácticas en el futuro.
A partir de Cotillo nos adentramos en una región más solitaria si cabe. Para mí, rodar por estos sitios, con el silencio y la paz de alrededor, me produce una experiencia parecida a cuando practico meditación y me resulta realmente interesante.
Algunos tramos nos obligan a empujar bici, bien sea por la fuerte pendiente, por la blanda arena del suelo que hace que las ruedas se nos queden clavadas o por ambas cosas a la vez.
En un momento de suerte cazo con mi móvil una instantánea de estas aves. Más tarde investigo en Internet; su nombre es “Tarro Canelo” y son unos gansos originarios de África que llevan unos años haciendo sus colonias en Fuerteventura. Me encanta su llamativo color y me alegro de haberme topado con ellos ya que no es un ave muy común en el resto de Europa. Aparte de disfrutar con los paisaje majaremos, en esta ocasión también lo hacemos con su fauna.
En Puertito Los Molinos nos alejamos definitivamente de la costa por hoy mientras rodamos unos metros en paralelo a un cañón con agua a mano izquierda.
Hasta llegar a nuestro destino de hoy tenemos una infinita y recta carretera por delante que no deja de subir ni por un momento aunque apenas 10 km más tarde ya llegamos al final de ruta.
Hoy nos tocaría dormir en Llanos de la Concepción pero, ante la escasa oferta de alojamiento, nos vemos obligadas a desviarnos hasta la vecina Casillas del Ángel donde nos instalamos en un bonito hotel rural situado en una restaurada casa típica canaria donde descansamos hasta el día siguiente.
2 comentarios. Dejar nuevo
Me encanta Fuerteventura, inmensa, con una luz especial…
Es una isla que guardo en la memoria con un recuerdo especial. Recorriendo sus áridos y solitarios paisajes, me sumía en mis pensamientos mientras los kilómetros iban pasando uno tras otro. Era prácticamente como meditar encima de la bici. Sin duda toda una experiencia.