Etapa 7: Saint Chaffrey – Le Bourg d’Oisans

Me levanté temprano para recoger el campamento antes de que nadie pudiera llamarme la atención ya que estaba en un parque público. Nadie me había dicho nada hasta el momento, pero prefiero pasar desapercibida. Eso sí, antes de irme, me tomé un buen café que preparé en mi cafetera italiana. Para este viaje había decidido echarla a la maleta a pesar de su peso y en ningún momento me arrepentí de ello, al revés, cada mañana disfrutaba mucho de mi humeante taza de café recién hecho.

Hacía un día precioso y comencé muy animada la subida hacia Lautaret.

Por todos los pueblos por donde pasaba había esculturas, pintadas y cualquier cosa que recordara al Tour de Francia, que se estaba corriendo esos días no muy lejos de aquí.

Me adentré en el Parc National des Écrins para disfrutar de unas vistas preciosas durante el resto del recorrido.

Como se ve en la foto, aprovechando que tenía el sol de espaldas, desplegué mi panel solar portátil y así fui cargando, a lo largo del camino, el móvil y otros aparatos eléctricos que necesitaban carga. Esta era la primera vez que lo utilizaba y no estaba muy segura de que el invento fuese a cumplir con mis expectativas pero, después de aquel día, puedo decir que fue una compra muy acertada. Ahora sí que me sentía completamente autosuficiente.

Una señal me avisó de que estaba cruzando el Paraleo 45, lo que significaba que me encontraba a la misma distancia del Ecuador que del Polo Norte.

Mientras subía a ritmo tortuga, los ciclistas de carretera me adelantaban con sus ligeras bicicletas. Conscientes del esfuerzo, me daban ánimos y me demostraban su admiración al verme subir con mi bici bien cargada.

Las vistas eran espectaculares, pero el ruido producido por los motores de la gran cantidad de tráfico que subía y bajaba, hizo que la experiencia no fuera lo que me esperaba. Y es que no eran ni diez ni quince coches, es que era un continuo chorreo de vehículos pasándote por el lado produciendo un sonido como si estuviera en medio de una carretera nacional en plena hora punta.

En la entrada de este túnel han pintado los 4 gigantes de la zona: Izoard (2 360 m), Granon (2 413 m), Lautaret (2 058 m) y el rey de la zona, el Galibier (2 642 m). Sin duda unas preciosas subidas para realizar en bici de carretera.

Y por fin llegué a la cima del Col du Lautaret. En ese momento me sentía la reina del mundo.

En la zona de las cafeterías y restaurantes había gran animación, el lugar estaba a rebosar de ciclistas y enseguida escuché hablar en español. Era un grupo de valencianos muy simpáticos con los que estuve charlando un rato.

El track me llevaba a continuar camino por el Galibier, pero decidí bajar hasta Le Bourg d’Oisans para pasar un día de descanso en ese bonito pueblo y, desde allí, decidir si me dirigía hacia mi ruta original de los canales o, si las temperaturas seguían sin permitírmelo, seguir unos días más por los Alpes.

Unos kilómetros después de comenzar la bajada, me di cuenta de que había cometido un error pues el calor se iba intensificando más y más con cada metro que bajaba. No me decidí a volver atrás porque, si así lo hacía, tendría que enfrentarme a la larga subida del Galibier y no lo veía viable para ese día, por lo que continué la bajada hacia Le Bourg d’Oisans deseando que las temperaturas me dieran un respiro.

En Le Bourg d’Oisans, después de instalarme en el camping Koawa Le Colporteur (www.camping-lecolporteur.com ), aproveché para pasear, disfrutar del ambiente ciclista de la zona y revisar y ajustar la bici, que buena falta le hacía después de tantos días de ruta.

Tras el día de descanso, llegó el momento de volver a mirar las previsiones. A pesar de mis enormes ganas de recorrer las ciclovías de los ríos franceses, no me quedaba más remedio que seguir unos días más por los Alpes.