Día de encuentro con peregrinos.
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Día de encuentro con peregrinos.
En Celorio hay 8 playas, cada cual más bonita, por lo que antes de ponernos en marcha nos dimos un agradable paseo por las inmediaciones del camping. Mientras el resto de España estaba sufriendo una fuerte ola de calor que estaba haciendo insoportable este mes de agosto, por las mañanas nosotras íbamos de manga larga y en ocasiones, hasta pasábamos algo de frío por las noches.
Ya en ruta, unos pocos kilómetros después del camping, encontramos la bellísima iglesia de Santa María de los Dolores que se alza sobre la ría de Barro, en Niembro. Había visto muchas fotos de este lugar antes y lo reconocí enseguida. Es un lugar sorprendente.
Continuamos por unas carreteras con mucho arbolado y sin apenas tráfico que pronto se convierten en pequeños caminos. Pasamos por una zona donde se anuncian plantaciones de arándanos y queremos parar a comprar algunos de ellos, pero no conseguimos dar con el lugar y nos quedamos sin ellos.
Las señales con conchas de vieiras y flechas amarillas nos van marcando el camino y nos encontramos con algunos peregrinos a los que deseamos buen camino.
Antes de llegar a Naves, tomamos un desvío para acercarnos hasta la famosa playa interior de Gulpiyuri, declarada monumento natural y resultado del hundimiento de una cueva. Como era de esperar, esta misma idea la tuvieron otras decenas de personas por lo que nos encontramos la playa llena de gente que involuntariamente quedaron inmortalizadas en mis fotos. A pesar de esto, el lugar es muy bonito y merece la pena acercarse hasta allí.
Dejamos atrás Gulpiyuri y nos alejamos del mar. El camino no dejaba de darnos sorpresas como las coloridas piedras que encontramos en los muros del camino que recorríamos junto a la Sierra de la Cueva Negra.
En Nueva de Llanes paramos a tomar algo en una terraza y nos encontramos con unos bicigrinos holandeses con los que coincidimos en el hotel de San Vicente de la Barquera cuando se pararon a preguntar por una habitación. Compartimos mesa con ellos y nos contaron que habían salido de los Países Bajos hacía dos meses y venían pedaleando con la intención de llegar a Finisterre. Personalmente, disfruto mucho cambiando impresiones con otros viajeros y en esta ocasión, la conversación me resultó especialmente interesante. Ellos fueron unos de tantos que no encontraron alojamiento esa noche y finalmente, resolvieron el tema pidiéndole a un señor que les dejara acampar en su terreno. Y así pasaron su última noche en Cantabria. Ahora, ante la dificultad que estaban teniendo para encontrar alojamiento en el Camino del Norte, estaban barajando desviarse por el Camino Primitivo al llegar a Oviedo.
Les comenté que, mientras pedía los cafés en la barra del bar, había leído la portada del periódico donde informaban de que Asturias había colgado el cartel de completo al llenarse de turistas nacionales que huían del calor que hacía en el resto de España.
Habíamos planeado parar a comer en Ribadesella, pero decidimos seguir un poco más allá tras recorrer su bonito paseo marítimo lleno de gente. Las terrazas de los restaurantes estaban a rebosar y calculamos que se nos iba a ir mucho tiempo si parábamos a comer allí.
Continuamos la ruta pasando por pequeños pueblos donde nos íbamos encontrando curiosidades como estos carteles que tenían en el jardín de una casa.
A la salida de un pueblo y antes de coger una tranquila senda con bancos, vimos una especie de almacén donde había gente haciendo cola. Nos fijamos y vimos que era un horno y decidimos parar a ver qué había. Terminamos comprando allí lo que iba a ser nuestra comida de la que dimos cuenta en un banco bajo un árbol. Mi hermana tuvo allí la oportunidad de probar por primera vez los bollos preñaos de los cuales quedó inmediatamente enamorada.
El almuerzo nos dio las fuerzas necesarias para seguir ruta, esta vez sin apenas parar hasta llegar al camping Costa Verde (www.campingcostaverde.es) cerca de Colunga y junto a la playa de La Griega, donde nos dieron una bonita parcela junto al río Liberdón que rápidamente dispusimos a nuestro antojo.