Entre puentes medievales y monjes guerreros.
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Entre puentes medievales y monjes guerreros.
Hoy nos espera la etapa más larga y la segunda con más desnivel de todo nuestro viaje hasta ahora por lo que, para darnos un respiro, decidimos enviar el equipaje en taxi hasta nuestro próximo destino. En el albergue, nos ayudan a gestionarlo todo muy amablemente.
Comenzamos rodando bajo una suave lluvia que pronto se disipa mientras nos adentramos en un bonito camino junto al río Anllo.
Vamos subiendo metros y metros con la ligereza que supone el no tener que llevar encima la tienda y el saco de dormir, además del resto de equipaje.
Cada vez con más frecuencia aparecen pequeños huertos de coles que emanan ese característico aroma por los alrededores y que poco a poco, pasan a formar parte del paisaje.
En Galicia, los mojones del camino, además de la vieira y la flecha que indica qué dirección hay que seguir, incluyen información sobre los kilómetros que quedan para llegar a la plaza del Obradoiro. Un peregrino decidió abandonar sus botas aquí, quizás el cansancio pudo más que sus ganas de llegar a Santiago.
Los cementerios de esta zona son verdaderas obras de arte. Tanto su exterior como su interior merecen una parada para visitar sus curiosas tumbas.
Llegamos a Baamonde donde sabemos que el mojón de los 100 kilómetros a Santiago tiene que estar cerca. Tras un rápido refrigerio, seguimos el camino hasta que encontramos el del kilómetro 99,994… Por unos pocos metros no tenemos el número redondo.
En Baamonde se puede continuar el Camino original que va por la Nacional u optar por el precioso camino complementario que atraviesa un bosque y discurre paralelo al río Parga. En general, siempre que me encuentro un camino complementario, suelo tomar esta opción pues estas variantes se han creado para evitar tramos peligrosos o de poco interés en la ruta original del Camino.
En la etapa de hoy pasamos por varios puentes medievales. Siempre que veo uno de ellos me pregunto cómo, tras tantos años, pueden seguir en pie.
La etapa de hoy ha sido muy bonita y la hemos disfrutado especialmente. Dejamos atrás la provincia de Lugo para adentrarnos de lleno en la de A Coruña. Como colofón a nuestro gran día, antes de llegar a Sobrado dos Monxes, nos encontramos esta laguna que, según leo, fue creada por los monjes del monasterio para así asegurarse pesca y agua para regar los huertos. Ahora es una tranquila zona de recreo con nenúfares y bancos con mesas de merendero.
La etapa ha sido larga pero al ir sin equipaje, hemos llegado a destino con tiempo suficiente para recorrer el pueblo y alrededores además de visitar el famoso monasterio de Santa María de Sobrado, gracias al cual se desarrolló la economía de la zona llegando a su máximo apogeo en los siglos XV y XVI.
De vuelta a nuestro alojamiento, encontramos una estatua de madera que representa a un monje guerrero medieval. Para ser sincera, el oscurantismo que caracterizó a esta época me pone un poco los pelos de punta. Afortunadamente, en este caso es solo una estatua tallada en un tronco de árbol.
La vida de camping terminó para nosotras en el momento en que nos alejamos de la costa. Hoy dormimos en el Hotel San Marcus (www.hotelsanmarcus.es), situado en la misma plaza del pueblo.