Última noche en Croacia.
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Última noche en Croacia.
Me levanté con la idea de bordear el canal de Limski para llegar a Vrsar y costear hacia el norte en busca de la frontera con Eslovenia, pero, cuando llegué al mirador de Lim Fjord y vi la cantidad de autobuses de turistas que, tras parar a hacer unas fotos del canal, tomaban el mismo camino que yo, decidí cambiar los planes y adentrarme por el interior de la zona norte de Istria, decisión muy acertada.
La jornada transcurrió entre campos de cultivo, empinadas carreteras con vistas y frondosos bosques.
Algo muy repetido durante mi viaje por todo Croacia son las culebras en la carretera, la mayoría atropelladas, pero también algunas vivas, escabulléndose rápidamente entre la maleza en cuanto sentían mi presencia.
También muy común, y más agradable que las culebras atropelladas, eran los cerezos. Los había por todas partes y en esta época estaban con sus frutos en plena madurez por lo que tuve varias ocasiones de darme buenos atracones de esta dulce y deliciosa fruta.
Otra cosas que me encontraba con mucha frecuencia en el camino eran pequeñas ermitas como esta.
Tras una dura subida, al girar una curva me encontré con el espectáculo de Motovun, un pequeño pueblo amurallado que se erigía en lo alto de una colina en medio de un verde valle.
Seguí ruta unos kilómetros más hasta que encontré un apartado lugar para acampar cerca de Triban. Esa sería mi última noche en Croacia, al día siguiente por la mañana temprano cruzaría la frontera con Eslovenia.