Etapa 2: Igueldo – Mutriku (Sta. Elena)

Estuvo toda la noche lloviendo con ganas pero por la mañana todo quedó en una ligera lluvia que desaparecería a lo largo de las horas. Aún así, Marina tuvo que cubrir sus alforjas con las bolsas que llevábamos para tapar las bicis durante la noche.
La salida de Igueldo fue por una carretera rural rodeada de preciosos prados de un verde intenso en los que pastaban vacas criadas en libertad y felices. Daba gusto verlas.

Una bonita ermita del siglo XVI nos dio la bienvenida a Orio, puerto histórico de Guipúzcoa, donde atravesamos la Ría Oria para seguir bordeándola durante un rato por su margen izquierda.

En apenas 3 kilómetros y después de un fuerte repecho, divisamos la larguísima playa de Zarautz con sus famosas olas que hacían las delicias de decenas de surfistas.
La ciudad fue lugar de vacaciones de la reina Isabel II y todavía conserva ese aire señorial que le dan los palacetes que vas encontrando a lo largo de sus calles. También aquí se encuentra uno de los restaurantes del famoso cocinero Karlos Arguiñano pero nosotras, en esta ocasión, no tuvimos el honor de visitarlo. Quizás la próxima vez…

Seguimos ruta pasando por Guetaria y Zumaia donde la carretera se complica por las largas y empinadas cuestas a las que una nunca se acostumbra. Quizás la de hoy y la de mañana sean las dos etapas más montañosas de todo el Camino aunque tratamos de distraer la mente con las extraordinarias vistas que nos brindan los escarpados acantilados de la zona con los Flysch, curiosas formaciones verticales de sedimentos, que los hacen muy llamativos. Sigue habiendo mucha subida pero la recompensa llega antes de la localidad de Deba, con una bajada infinita que nos ayuda a descansar las piernas durante unos minutos. Una vez en el pueblo, cogemos un ascensor que nos baja al casco histórico donde paramos a comer algo.

Cuando llegamos a Mutriku nos pusimos a buscar un sitio dónde pasar la noche y vimos que había un camping muy cerca así que seguimos las indicaciones de Google Maps para llegar hasta allí en bici. Craso error. Aquí se nos complicó la cosa pues nos mandó primero por unas escaleras hacia arriba y luego por un camino pequeño y empinado lleno de curvas que sube hasta un lugar llamado Santa Elena. Tras unas cuantas cuestas imposibles y empujando la bici, llegamos al camping Santa Elena (www.camping-santaelena.com) por su parte trasera. Nos costó mucho llegar hasta allí pero las vistas desde lo alto de la montaña compensaron el esfuerzo. Una vez en la Recepción, vimos que había una estupenda carretera que llegaba directa desde el pueblo, que es por donde deberíamos haber venido.

Montamos el campamento y nos fuimos a cenar a la cafetería del camping. La oferta no era muy amplia… Tortilla de patata o pizza precocinada. Una vez más tomamos tortilla, que estaba deliciosa, junto con una ensalada de tomates que nos vendieron allí mismo. Todo nos supo a gloria.