Etapa 5: Viana do Castelo – Praia de Rio Alto

Hoy nos toca hacer turismo pues nos han recomendado subir a la Basílica de Santa Luzia pero antes de comenzar a subir infinidad de escalones, paramos a desayunar unas delicias locales que se llaman “Jesuitas” y que nos tomamos junto con unas tostadas con café. Cogemos fuerzas para lo que nos espera.
A la salida de la cafetería, desde un tejado y casi encima de nosotras, nos cae a plomo una paloma muerta con todos los intestinos abiertos… Desde el alfeizar vemos como una gaviota la miraba con cara de ¡vaya… se me ha caído el almuerzo! Lo siento por ella pero vaya susto nos ha dado…
A la basílica se puede subir en funicular pero el servicio no comienza hasta más tarde por lo que decidimos darnos un paseo que nos vendrá bien después de tantos días en bici.

La verdad es que la iglesia es muy bonita, de estilo románico-bizantino se tardó 55 años en construirla, pero lo que más me gustó del lugar fueron las vistas que hay del valle del rio Lima, su estuario y de gran parte del litoral. Como teníamos un día tan despejado, pudimos disfrutar de todo ello un buen rato.

Volvemos al hotel para recoger todo y nos ponemos en marcha. Con tantas bolsas y el montar y desmontar cada día, en algunas ocasiones tenemos que parar para ajustar parte del equipaje que no hemos ubicado bien. La parte de la preparación de las bicis cada mañana nos lleva bastante tiempo y más cuando dormimos en las tiendas de campaña pero asumimos que es parte de la aventura.

Mientras Silvia ajusta su equipaje, yo aprovecho para hacer fotos de mi bici con las señales indicadoras del Camino de Santiago que hay por todas partes y siempre quedan bien en una foto.

Si hay una cosa de Portugal que me ha sorprendido es la gran cantidad de muestras religiosas que hay por todas partes. Además de todas las obras de arte de siglos pasados, nos encontramos a cada paso con señales de actual devoción como esta imagen en un muro con los cirios encendidos.

Volvemos a meternos por los bosques y los caminos de adoquines. Afortunadamente no me olvidé de meter en la maleta un poco de crema anti-inflamatoria para ponerme después de la ducha en la zona de los isquiones que, después de tanto traqueteo se resiente y molesta al pedalear.

El camino de hoy, como viene siendo habitual, es muy bonito y no dejamos de cruzar ríos y bosques muy chulos.

Antes de llegar a Esposende, paramos a tomar algo en una terraza en la playa donde se nos acerca un chico que nos comenta que era uno de los ciclistas que nos cruzamos el sábado pasado. Al ver aparcadas nuestras bicicletas fuera, las ha reconocido y ha venido a saludarnos. El fin de semana se fue con un grupo de amigos desde Esposende hasta Santiago con sus bicis eléctricas y ahí fue cuando nos vieron. Estamos un rato hablando con él, nos hacemos fotos y nos intercambiamos contactos.

Toda la zona de Esposende es muy bonita, vamos rodando junto a la costa hasta llegar a la Praia de Rio Alto donde paramos en el Camping Orbitur Rio Alto Park (www.orbitur.pt) donde prácticamente éramos las únicas huéspedes. Montamos el campamento y nos da tiempo a acercamos, a través de un curioso túnel, hasta la playa donde llegamos casi por los pelos a disfrutar de un precioso atardecer.

Cenamos en el mismo camping un menú que encargamos con antelación pues el restaurante está cerrado y lo abren exclusivamente si hay alguna petición. La cena consiste en un aperitivo, sopa, pescado con patatas, ensalada, postre y vino. Todo fresco, bien cocinado y buenísimo. La sorpresa llega con la cuenta cuando vemos que solo nos cobran 12,5 euros por persona por una cena de tanta calidad y cantidad. Estamos encantadas.